Hace mucho tiempo en China, entre la dinastía Sung y la Ming (siglos XIII – XIV), Zhang San-Feng vivía y enseñaba en las majestuosas montañas de Wu Dang. La cima principal se llama Tianzhu (Pilar del cielo) y sobresale entre las 72 cumbres que la rodean.

Hace un día apacible y Zhang San-Feng realiza uno de sus habituales paseos, consciente de estar en una de las cuatro montañas sagradas del taoísmo.

Un movimiento de agitación y sonido de actividad le llaman la atención y observa el combate entre una grulla y una serpiente.

La serpiente ataca veloz, flexible y enérgica. La grulla, ante cada ataque de la serpiente aletea las alas con arrojo y valentía, de manera que produce el vacío al mismo tiempo que embiste con el largo pico a la serpiente.

La serpiente, ante el contraataque del ave, ondea el cuerpo e intenta morderla. ¿Cómo? Evitando los bruscos y poderosos picotazos de manera fascinante. Los movimientos de la serpiente son suaves, sinuosos, lentos y continuos. A continuación, ataca con rapidez.

Más que un enfrentamiento parece un baile coordinado. Siempre que uno ataca, el otro cede sin oponer resistencia y contraataca al oponente.

Es una lucha instintiva que refleja el continuo equilibrio y el principio de ceder para ganar, amoldarse al rival, sin destruir.

Se dice que, durante el combate, el cuerpo de la serpiente dibujaba en el suelo el símbolo del Tai Ji (Tai Chi), en que se representan los principios Yin-Yang interactuando, transformándose el uno en el otro en un ciclo sin fin.

El monje Zhang San-Feng comprende en ese momento que el movimiento circular y continuo es preferible al movimiento rectilíneo e intermitente. También se da cuenta de que en un combate la dureza y la fuerza no tienen nada que hacer contra la flexibilidad y la agilidad, que se acabarán por imponer.

Zhang San-Feng aplica los principios que ha observado en el combate entre la grulla y la serpiente y fusiona las enseñanzas taoístas, la medicina tradicional china y las artes marciales para crear el Tai Ji Quan (Tai Chi Chuan).

Los cuatro principios del Tai Chi Chuan según Zhang San-Feng

Zhang San-Feng dice que si la lucha no incluye los cuatro principios siguientes, no es lucha Tai Chi:

– Usar siempre calma en contra de acción (quietud contra movimiento).

– Utilizar suavidad contra dureza (relajación contra tensión).

– Usar lentitud contra rapidez (precisión contra rudeza).

– Simple contra grupo (una técnica puede enfrentarse a muchos).

Conviene recordar que todos los movimientos del Tai Ji Quan son circulares, igual que las líneas del diagrama del Tai Ji, conocidas como Bei Si Kou.

¿Fue Zhang San-Feng el creador del Tai Chi Chuan? Existe una canción taoísta que se recuerda en Wudang y que explica que el testigo de la lucha entre el ave (a veces grulla, a veces urraca) y la serpiente no fue Zhang Sanfeng, sino Huangdi, el Emperador Amarillo, el mismo que según la tradición nos legó los principios de la medicina tradicional china.

Lo cierto es que el Tai Chi Chuan es un arte marcial interno con probados beneficios para la salud, ya que la práctica constante cultiva el Chi, la energía interna que nutre a los seres vivos.

El Tai Chi Chuan está muy relacionado con las teorías de la medicina tradicional china sobre el Chi, ya que los movimientos de Tai Chi Chuan están diseñados para que el Chi pueda fluir libremente por todo el organismo. Por eso practicar Tai Chi es fuente de salud.

Gracias por el tiempo compartido.

Cuida el espíritu.